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Medicina en imágenes

  • 2004 | agosto
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    • Paracelso

      Imagen: Retrato de Paracelso en el que aparece rodeado de símbolos filosóficos, inluyendo su famosa espada. Tomado de: Paracelsus: Etliche Tractaten, zum ander Mal in Truck auszgangen. Vom Podagra und seinem Speciebus (Coln, 1567). Washington University Collection.

    • Phillipus Teofrastus Aureolus Bombastus ab Hoehenheim, llamado Paracelso (1493-1541).

                Es considerado un innovador, en realidad se le adjudica la auténtica rebelión total contra la medicina antigua, pero el lugar que le corresponde dentro de la historia de la medicina ha sido un tema polémica durante su vida y desde su muerte. Nacido en Suiza, en una localidad llamada Einsiedeln, se educó en una zona minera cerca de la Carintia, donde tomó contacto con las prácticas metalúrgicas y alquímicas. Estudió medicina en Italia, en la Universidad de Ferrara y viajó mucho por toda Europa. Se dedicó a la docencia pero esto le trajo problemas debido a sus ideas renovadoras y provocadoras. Basándose en doctrinas provenientes de la alquimia, se opuso al galenismo. Por eso fue muy cuestionado y hubo de moverse siempre en los límites marginales de la medicina. Sin embargo, se dice que fue quien verdaderamente introdujo el espíritu científico en este campo. Se opuso a la teoría de los cuatro elementos y de los cuatro humores. Se lo caracteriza como un hombre parado en el umbral del Renacimiento pero perteneciente en cuerpo y alma a la Edad Media. Paracelso no sólo estaba insatisfecho con las creencias galénicas, sino que se rebeló contra ellas y trató de sustituirlas por otras igualmente complejas y dogmáticas. Esta especie de lucha lo enemistó con las autoridades religiosas y seculares, con otros médicos y charlatanes, con profesores y alumnos. No pudo ganar su cruzada pero sí dejó instalada una visión del futuro que preconizaba la investigación de la Naturaleza libre de influencias ortodoxas y rigideces religiosas.

       

                  Vivió un tiempo en Basilea desempeñándose como médico oficial, pero pronto se ganó el enojo de los profesores de la escuela de medicina, entre otras cosas por pronunciar sus conferencias en dialecto suizo-alemán y no en latín y por las críticas a los autores clásicos como Hipócrates, Galeno y Avicena. Su vida fue desordenada y hasta violenta, gozó de gran fama, pero terminaba siempre huyendo de los lugares enemistado con todos a causa de sus excesos verbales y de conducta, lo cual le traía el desprecio de sus colegas y el abandono de las autoridades que se cansaban de sus pleitos. Se lo asociaba con la figura del Dr. Fausto y se decía que poseía el elixir de la vida. Murió a los 48 años en Salzburgo.

       

                  En 1520 publicó un libro pequeño titulado Volumen medicinae paramirum (algo así como “Más allá de lo milagroso”) donde presenta su teoría sobre la enfermedad, en abierta oposición a la patología humoral galénica prevalente. Para él, las ideas de Galeno y Avicena representaban sólo una parte del saber médico, que era una ciencia mucho más amplia, por lo tanto la enfermedad tenía que ser algo más que un simple desequilibrio de humores. Distingue cinco causas principales de enfermedad, consideradas como cinco principios o esferas (Entia):

      1.       Ens astri: influencia de las estrellas. Exhalaciones emanadas de las estrellas que envenenaban el aire y provocaban epidemias o guerras;

      2.       Ens veneni: relación del hombre con el medio ambiente. Podía derivarse en intoxicaciones o trastornos metabólicos;

      3.       Ens naturale: determina el ciclo natural del cuerpo, su complexión (elemento que introduce la herencia como mecanismo patogénico);

      4.       Ens spirituale: la vida tiene muchos elementos espirituales, que pueden trastornarse y causar enfermedad mental;

      5.       Ens Dei: son los padecimientos enviados por Dios, obviamente, los incurables.

       

                  Cuatro años más tarde publica otra obra: Opus Paramirum que registra nuevas elaboraciones del concepto de enfermedad. En ella realiza avances con respecto a la química agregando una sustancia nueva: las sales (cenizas) a las otras dos que ya eran conocidas y aceptadas, el sulfuro (espíritus) y el mercurio (líquidos). Las sales eran las sustancias de las cosas sólidas y el principio de la materia. Las tres constituían la unión del hombre con el universo. La enfermedad sobrevenía cuando se trastornaba el equilibrio entre estas sustancias: si el mercurio se “volatiliza”, el hombre pierde sus capacidades mentales; si se subliman las sales del cuerpo, el organismo se corroe y sobreviene el dolor.

       

                  Algo que también estaba presente en sus teorías sobre la naturaleza de la enfermedad era la noción de “tartarus”, con la que denotaba la formación de cálculos o la obstrucción de canales con material calcificado. Sostenía que en los alimentos se encontraba un material que no era degradable en la forma de heces y que era ajeno al organismo. Su acumulación también podía producir enfermedad.

       

                  Los conceptos “modernos” que subyacen en estos planteos son el reconocimiento de la enfermedad como entidad concreta y externa al hombre, la importancia de la química como participante en los procesos patológicos, la enfermedad como proceso local que aparece en una parte del cuerpo y luego puede generalizarse.

                  Paracelso protestó contra los dogmas de su época con las armas que tenía a su alcance: la polémica y la propuesta de ideas alternativas. También cometió excesos y errores, tal vez los mismos que criticaba en otros. Los autores no le otorgan el papel de precursor o bien el de un hombre renacentista, puesto que respondía más a los cánones medievales que modernos, pero su defensa de la libertad de pensamiento puede interpretarse como el principio de una transformación que vería su desarrollo con el descubrimiento del Nuevo Mundo y el surgimiento del Renacimiento.

       

       

      Bibliografía

       

      Garrison, Fielding H. Historia de la medicina. 4ª ed. México: Interamericana, 1966.

       

      Lindemann, Mary. Medicina y sociedad en la Europa Moderna: 1500-1800. Madrid: Siglo Veintiuno de España, 2001. (Historia).

       

      Pérez Tamayo, Rufino. El concepto de enfermedad: su evolución a través de la historia. México: Fondo de Cultura Económica, 1988. 2 v.

      Sarton, George. Seis alas: hombres de ciencia renacentistas. Buenos Aires: Eudeba, 1965. (El hombre y su sombra / La vida de la ciencia).

       


      En
      la Web:


      MedHist. The guide to history of medicine resources o­n the Internet

      http://medhist.ac.uk/browse/byname/18127d6f84e03f3879577c871ba103d5.html
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      http://www.nlm.nih.gov/exhibition/paracelsus/paracelsus_2.html

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      University of Glasgow. Library. Special Collections.
      http://special.lib.gla.ac.uk/exhibns/paracelsus/

      [Consulta: 29/07/04]