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Medicina en imágenes

  • 2008 | abril
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    • Recetas

      Dos médicos árabes dan instrucciones acerca de la preparación de recetas. Manuscrito otomano. Biblioteca de la Universidad de Estambul / Art Archiv / Gianni Dagli Orti Collection.


    • El vocablo árabe “Islam” significa sumisión y entrega absoluta de nuestra voluntad a la de Dios (Alá). Representa el principio central de esta religión y toda persona que la profesa  es conocida como “Muslim” o musulmán. El libro sagrado del Islam es el Corán, que fue escrito por el profeta Mahoma según los dictados de Alá. El islamismo es una religión monoteísta que tiene como centro a Alá exclusivamente. Se inició en el año 620 en La Meca, Arabia Saudita con la prédica de Mahoma. Es la segunda religión que más fieles tiene en el mundo después del Cristianismo.

       

      Esta esencia, la sumisión a la voluntad de Dios, marca toda la cultura árabe. Según Garrison, el principal servicio del Islam a la medicina fue la preservación de la cultura griega, pero también los árabes fueron los que dieron origen al álgebra, la química, la geología, y muchos otros adelantos y refinamientos para la civilización, tales como el alumbrado de las calles, los vidrios en las ventanas, los perfumes, las esencias, los instrumentos musicales de cuerda, las especies, etc. La medicina fue considerada una disciplina sumamente técnica que requería mucho estudio y entrenamiento y además alta calidad moral.

       

      Durante la dominación de los abásidas en el Califato de Bagdad (749-1258) se dio gran impulso a la sabiduría y la ciencia, principalmente a través de gobernantes como los califas Al-Mansur (754-775), Harum Al-Rashid  (789-802) y Al-Meiamun (813-833). Estos monarcas fomentaron la recolección y traducción de manuscritos griegos: Hipócrates, Galeno,  Dioscórides y otros. Los principales traductores de esta época (siglos VIII-IX) fueron: Johannes Mesué el Viejo, conocido como Janus Damascenus, que era cristiano y llegó a ser director del Hospital de Bagdad y el profesor nestoriano Honain ben Isaac o Johannitius.

       

      El gobierno califal supervisaba la práctica médica y paramédica de cirujanos, ortopedistas, oculistas, veterinarios, perfumistas (por los cadáveres), fabricantes de jarabes, boticarios y droguistas. Se publicaban manuales de clínica y la construcción de hospitales se extendió a todo el mundo islámico. El hospital como institución fue otro gran aporte del Islam a la medicina y también el sanatorio mental. El primer hospital se creó en el año 707 en Damasco, bajo el mandato del califa al-WaIid Mansuri (y continúa en funcionamiento actualmente). Estos edificios estaban muy bien organizados y se construían con unas condiciones higiénicas muy superiores a las de nuestros establecimientos modernos. Eran de grandes proporciones, bien iluminados y ventilados, estaban  equipados con baños y con agua corriente. Atendían las 24 horas al día para asistir casos de emergencia y no podían rechazar a ningún paciente.

       

      En cada hospital había un equipo de médicos y cirujanos —y personal de ambos sexos (los pacientes femeninos y masculinos estaban separados). Se trataban casos de medicina interna, cirugía, oftalmología y ortopedia. Además, cada hospital importante contaba con una administración (se llegaron a redactar tratados sobre la buena administración de los centros hospitalarios), un dispensario, una farmacia —donde se preparaban las recetas médicas—, varios almacenes, un huerto para el cultivo de plantas medicinales, una mezquita y, con frecuencia, una biblioteca especializada. Cada sección estaba encabezada por un especialista. Los maestros dispensaban a los estudiantes una enseñanza teórica y práctica, basada en la observación clínica y sancionada por la redacción de una tesis y la obtención de un diploma que permitía ejercer la medicina, tras haber pronunciado el juramento de Hipócrates.

       

      El primer sanatorio mental se fundó en Alepo poco después de 1157. Estaba dividido en tres secciones: inicio, tratamiento y crónicos. Otro sanatorio mental importante fue el turco de Divrigi, creado en el 1228. También fue notable el de Edime, hecho construir entre 1488 y 1498. En este último se empleaban técnicas novedosas, como la musicoterapia (apelando al murmullo del agua de las fuentes o a suaves melodías ejecutadas con el laúd, el qanún o la flauta de caña), para curar a los perturbados mentales. (ver

       

      Los médicos más grandes del Califato oriental fueron tres persas: Razés, Haly Abbas y Avicena (Ibn Sina). Razés (860-932) fue un clínico muy reconocido. Sus descripciones de la viruela y el sarampión so considerados los primeros relatos auténticos de la literatura. Su obra, el Hawi o Continente,  la gran Enciclopedia de Medicina está conformada por extractos de muchos orígenes, enriquecida con historias clínicas originales  y experimentos terapéuticos. Su obra traducida al latín, se utilizó hasta mucho después del Renacimiento.

       

      Haly Ben Abbas (siglo X), fue un mago persa autor del Almaleki (Liber Regius o Libro Real), tratado canónico de la medicina hasta que fue superado por el de Avicena. Fue traducido al latín por Constantino el Africano (Escuela de Salerno) entre los años 1070 y 1080 bajo el título de Pantegni. La sección anatómica fue la única fuente de conocimientos en Salerno y en otras partes hasta casi fines del Siglo XII.

       

      Avicena, conocido como Príncipe de los Médicos (980-1037) fue médico de la corte y visir de diferentes califas. Escribió el "Canon de la Medicina", tratado en cinco tomos que compendia todo el saber médico de la época. Incluye desde la anatomía y la fisiología hasta las enfermedades de distintos órganos y aparatos. Así mismo describe, ayudándose de ilustraciones, numerosos instrumentos quirúrgicos.  El Canon es uno de los textos más importantes de la historia de la medicina.

       

      La farmacología fue especialmente importante, con más de 600.000 manuscritos diseminados en las bibliotecas de todo el mundo. Establecieron las primeras farmacias y dispensarios, fundaron la primera escuela medieval de farmacia y escribieron grandes tratados de farmacología. La etapa de esplendor se inició, precisamente, en al-Ándalus, a mediados del siglo X. A la antigua farmacopea le añadieron ámbar gris, alcanfor, casia, clavos de especia, mercurio, mirra; e introdujeron nuevos preparados farmacéuticos: jarabes (“sharáb”), julepes, agua de rosas, etc. Nombraron a las plantas en todas las lenguas conocidas: romance, beréber, griego, latín, árabe clásico, etc., lo que contribuyó a difundir los conocimientos de botánica y farmacología por medio mundo.

       

      Por otra parte, el médico andalusí, Ibn al-Baitar, hizo su contribución a la farmacia con su obra Al-jami li mufradat al-adwiyya wa l-aghdhiyya (Colección de drogas sencillas y comida), en la que agregó más de 400 plantas medicinales y curativas a las 1000 catalogadas en el siglo I por Dioscórides y otros botánicos griegos, muchas de ellas autóctonas de España y el Norte de África. En cada artículo daba información sobre la preparación de la droga,  su administración, propósito y dosis.

       

      La medicina islámica alcanzó un gran desarrollo comparada con la occidental, y supo mantener los principios médicos y filosóficos grecolatinos.

       

      Acerca de las miniaturas

       

      Las miniaturas islámicas se agrupan de acuerdo con la procedencia concreta de sus autores, por lo cual revisten además un cierto orden cronológico. Los siglos XIII y XIV corresponden a los escasos ejemplos de pintores sirios e iraquíes, que trabajaban bajo silyuqies y mamelucos. Le siguen los miniaturistas persas que constituyen el mayor número de los conocidos, a quienes podemos ubicar entre el mismo siglo XIII y la segunda mitad del XVII y trabajan tanto en la Persia de los iljaníes, como bajo timuríes, saffawíes u otomanos; en cualquier caso sus obras constituyen la línea esencial de la miniatura islámica. El tercer grupo es el de los turcos cuyas obras se fechan entre el primer cuarto del siglo XV y el siglo XVIII; la escuela nacional más moderna es la hindú, derivada de Persia e iniciada bajo el Gran Mongol.

       

      Nuestra imagen de tapa puede situarse como proveniente de este último período.

       

       

      Bibliografía:

       

      Garrison, Fielding H. Historia de la medicina: con cronología médica y datos bibliográficos. 4ª ed. México: interamericana, 1966.

       

      En la Web:

      Los árabes y la medicina: Al-Andalus
      http://www.juntadeandalucia.es/averroes/ies_boabdil/departamentos/medicina.htm
      [Consulta: 29/04/08]

      The Art Archive
      http://www.picture-desk.com/timeline/time.html
      http://193.130.112.214/art-archive/art_freeview/framesetnew.html
      [Consulta: 29/04/08]

      Covington, Richard. Rediscovering arabic science. Saudi Aramco World. 2007 May/June; 58(3):2-16.
      http://www.saudiaramcoworld.com/issue/200703/rediscovering.arabic.science.htm
      [Consulta: 31/03/08]

      Medicina árabe
      http://www.ujaen.es/investiga/cts380/historia/medicina_arabe.htm
      [Consulta: 29/04/08]

      La miniatura islámica
      http://www.artehistoria.jcyl.es/civilizaciones/contextos/3820.htm
      [Consulta: 29/04/08]