Cuidado de los pies para las personas con diabetes
Esta es una guía que te permitirá entender cómo se relaciona la enfermedad con los riesgos de infecciones y complicaciones en los pies. Fue elaborada por el Comité de Educación del Hospital Italiano en base a las recomendaciones provistas por el equipo de Kinesiología y del sector Medicina y Cirugía de Pie y Tobillo, del servicio de Traumatología y Ortopedia.
Te va a proporcionar datos clave para aprender a cuidar tus pies y prevenir lesiones frecuentes a causa de la diabetes.
Por qué la diabetes obliga a cuidarse los pies
Porque las alteraciones en los niveles de glucemia pueden generar una disminución de la sensibilidad al dolor y a las temperaturas (tanto al frío como al calor) en los pies y una afectación progresiva de la circulación de la sangre.
Así se inicia un círculo vicioso: esa falta de sensibilidad deja vulnerables a los pies, puesto que pueden lastimarse con facilidad. A su vez, la falta de circulación complica la cicatrización de las heridas y esto aumenta el riesgo de infecciones. En casos de gravedad, puede derivar en una amputación.
Es por ello que el mejor tratamiento siempre es la prevención.
La importancia del doble control
Para poder mantener tus pies sanos, es imprescindible realizar un doble control: uno con el médico y otro personal.
Control con el médico
El médico te indicará cada cuánto realizar el control dependiendo del estado de tus pies.
- Si están sanos, será anual.
- Si tuviste alguna vez lesiones, será cada seis meses.
- Si tuviste lesiones en forma repetida, será cada tres meses.
Control y cuidado personal
Para prevenir lastimaduras e infecciones, seguí estos consejos. Antes una aclaración: si presentás alguna lesión en la zona, consultá con tu médico antes, ya que es posible que requieras un tratamiento especial hasta que sane.
Higiene
- Lavá todos los días tus pies con agua templada y jabón cremoso, controlando la temperatura con tus manos.
- No los sumerjas más de 3 minutos.
- No uses jabones neutros, de glicerina o antibacterianos.
Secado
- Secalos bien, especialmente entre los dedos.
- Controlá si tenés hongos.
- No es recomendable el uso de secador de pelo ya que podrías quemarte.
Humectación
- Humectá los talones, las plantas y los dorsos con crema o vaselina sólida. No lo hagas entre los dedos.
- Si tenés callosidades, utilizá una piedra pómez al bañarte pero con suavidad.
Uñas
- Limalas en forma recta y evita utilizar tijeras o alicates.
- Si tenés dificultades físicas o visuales, es mejor que concurras a un podólogo idóneo.
Temperatura
- Mantené tus pies siempre tibios y secos.
- No uses bolsas de agua caliente ni almohadillas térmicas.
- Tampoco aplique hielo.
Ejercicio
- Realizá dos veces por día los ejercicios que te sugiera tu médico.
- Eso mejorará la circulación, la sensibilidad y la movilidad.
Examen
- Antes de calzarte y al retirar tus zapatos, revisá con cuidado los pies.
- Hacé este control en un lugar con buena iluminación.
- Podés ayudarte con una lupa y/o con un espejo.
- También es útil que un familiar te ayude a realizar este control diario.
Medias
- Usá medias de algodón o hilo.
- No deben ser muy grandes ni muy apretadas.
- Preferí los colores claros, para que puedan percibirse posibles manchas en caso de lastimaduras.
- Evitá las que tengan costuras, remiendos y elásticos.
Calzado
- Debe ser suave, cómodo, de taco bajo y punta ancha, sin costuras.
- Preferentemente, con suela de goma y tipo abotinado.
- En caso de usar calzado nuevo, hacelo de forma progresiva para lograr una buena adaptación.
- Examiná diariamente que tus zapatos no estén rotos, que no tengan piedras, clavos o cosas que puedan lastimarte.
- Evitá zapatos apretados y con tiras entre los dedos.
- No camine descalzo nunca, ni dentro ni fuera de su casa.
Cuáles son los signos de alarma
Si tus pies presentan alguna de estas lesiones, consultá de forma urgente con el médico:
- Ampollas
- Heridas
- Zonas rojas
- Secreciones que mojen las medias
- Hematomas
- Aparición repentina de dolor
- Aparición repentina de edemas
Lo que no tenés que hacer
- Caminar descalzo
- Usar calzado inadecuado (ojotas, chatitas, alpargatas)
- Utilizar una bolsa de agua caliente
- Colocar hielo directo sobre la piel
- Hacer baños de inmersión
- Usar elementos corto punzantes para quitarse callosidades o cortarse las uñas.
- Utilizar ácidos callicidas
- Secarse los pies con secador de pelo
- Usar vendajes que comprometan la circulación de la zona
Guía de ejercicios para prevenir lesiones
Es importante que cada día ejercites tus pies. Estos movimientos te ayudarán a mejorar la circulación sanguínea, además de fortalecer los músculos y optimizar la sensibilidad en las plantas. Practicá esta rutina 2 veces al día.
Para realizarla, sentate en una silla con los pies apoyados en el piso.
- Deslizá una pelota pequeña desde el talón hasta la punta de los dedos durante 3 minutos con cada pie.
- Ahora deslizala en forma de círculos con la parte más ancha del pie, durante 3 minutos con cada pie.
- Apoyá los talones de ambos pies y levantá sólo los dedos. Luego a la inversa, apoyá los dedos y levantá los talones. Repetilo 10 veces.
- Cerrá los dedos de ambos pies imitando un puño, y separalos imitando un abanico. Repetilo 10 veces.
- Estirá una rodilla y llevá la punta de los dedos hacia vos. Mantené por 5 segundos. Luego estirá el pie con los dedos hacia adelante, lo máximo que puedas, otros 5 segundos. Bajá el pie al piso y repetí con el otro. Hacelo. 5 veces con cada pie.
- Estirá una rodilla y dibujá 5 círculos con el pie en el aire. Bajá el pie al piso y repetí con el otro. Hacelo. 5 veces con cada pie.
Es importante además
- Controlar adecuadamente la glucemia.
- No fumar
- Mantener un buen peso y estado nutricional apropiado.
- Realizar controles regulares con tu equipo médico.