Perspectivas
Muriel Santa Ana, acorazón abierto
Conversamos con la prestigiosa actriz quien se expresa sobre los temas que la atraviesan: el dolor, la capacidad de amar, el poder de las palabras...
Conversamos con la prestigiosa actriz quien se expresa sobre los temas que la atraviesan: el dolor, la capacidad de amar, el poder de las palabras... Y reflexiona sobre el rol de la mujer en el presente: “Hay mucho conseguido pero hay mucho por conseguir”.
Por el equipo editorial de Aprender Salud. Nota publicada en la revista impresa, Marzo 2017.
En esta edición de marzo comenzamos un año muy especial para la revista y queremos celebrar estos primeros diez años juntos con un número dedicado a la mujer, a modo de pequeño agradecimiento a quienes cumplen un rol fundamental en el cuidado de la comunidad. Con esta iniciativa convocamos a Muriel Santa Ana, actriz de gran trayectoria en teatro, televisión y cine.
Junto con quien ha sido muchas mujeres en una -por haber representado personajes de diferentes épocas, así como por haber asumido diversos roles en su vida- nos embarcamos en una charla amena y profunda que compartimos a continuación.
Queríamos hablar de las mujeres y vos has sido muchas en una: en tu vida personal y en tu trabajo, al representar a mujeres de distintas épocas. ¿Cómo vivís este juego, esta vocación?
-Pienso que en el territorio de la actuación está la posibilidad de ser otro y al mismo tiempo tener una conciencia de sí mismo que no se tiene en el cotidiano. En el momento en que se es tomado por la fuerza de la actuación, en el momento en que se pone el cuerpo a disposición de esas fuerzas, hay -por un lado- mucha conciencia de sí. Y, por otro lado, se es atravesado por algo que es ajeno. Los roles que hice en teatro fueron muy diversos. Y la televisión ha sido muy generosa conmigo. Las mujeres que me tocó representar han sido mujeres que se han propuesto hacer un camino y se han modificado.
Yo pude hacer un recorrido y tener un aprendizaje sobre mí misma. En un momento de mi vida donde no tenía trabajo, me prestaban plata mis amigas, no tenía ni para el colectivo (estudiaba teatro y hacía teatro independiente) de golpe se abrió la posibilidad de hacer televisión. Para mí significó un cambio de estatus, a partir de ese momento pude tranquilizarme un poco y -ya con un bagaje- empezar una búsqueda. Te estoy sintetizando algo que fue a través de varios años... Después, en la medida que pude hacerlo, empecé a elegir mujeres siempre atravesadas por un dolor. Bueno, todos estamos atravesados por un dolor... No? el que no lo quiera ver, se la pierde. Porque el dolor es un gran maestro.
Es interesante esto de que estamos atravesados por un dolor... ¿Qué significa?
-Oscar Wilde en De Profundis, en esa larga carta-poema que escribe desde la prisión a su amante, hace un desarrollo muy conmovedor -filosófico- sobre el dolor. Él dice eso, que el dolor es un maestro que nos hace -de alguna manera- estar encarnados en el mundo, que nos conecta con el mundo.
“La belleza del dolor” dice Oscar Wilde, algo así como “Viniste a mí para que te enseñara a gozar de la vida y del arte. Quizá se me haya elegido para enseñarte algo infinitamente más valioso: el significado del dolor y su belleza”. Esa carta es desgarradora, la escribe desde la cárcel y le dice: “no olvides en qué escuela terrible estoy haciendo mi aprendizaje."
El dolor trae aprendizaje, creo yo, porque trascendiendo el dolor se sale del miedo, se sale de lo mismo, estar en lo mismo es enloquecedor y empobrece. La única forma es pegar ese salto y entregarse a experimentar lo que sea. Se salta con miedo y si lo logramos podemos atravesar esa especie de aro de fuego que es el dolor en todas sus formas, las pérdidas, las enfermedades, la existencia, la finitud y los dolores universales que seguirán siendo los mismos con el paso de los años.
“No creo en la magia, pero sí en el amor de una palabra elegida, una palabra que puede traer la calma.”
Siempre me ha interesado contar lo que significa la capacidad de amar. Eso es algo que yo he encontrado o se lo he enchufado a todos los personajes. No sé si estaba en ellas o es algo mío, no sé si es casualidad pero -a su manera- todas lo han tenido. Han sido mujeres muy al servicio del amor, me gusta eso.
Yo creo que la experiencia del amor -como dice Alain Badiou "la experiencia o verdad del dos"- es algo que nos distingue de los animales, la capacidad de amar, la capacidad de generar sentido, la capacidad de crear realidad, la capacidad de pensamiento. El amor también es una verdad, un pensamiento, el amor no es sólo algo que nos atraviesa y quedamos pasivos... Veo al amor como
algo activo, dinámico.
¿Hay, en esas tareas, ciertos mandatos que se sostienen o entramos en el siglo XXI y cambió algo?
-Hay mucho conseguido pero hay mucho por conseguir. En este momento no puedo obviar al colectivo Ni Una Menos, cómo surgió, cómo llegó a organizarse una marcha, a mí me conmueve, la salida a la calle de tantas mujeres... Es la fuerza de una decisión, no es una cuestión de ganas sino una posición activa, de comprometerte con vos mismo y de tomar una decisión.
Como te decía hay mucho conquistado, por supuesto no estamos ahora iguales que en el siglo XVIII. Pero también hay mucho que conquistar y también educar la mirada femenina: a veces aceptamos el machismo porque estamos inmersas en esta cultura patriarcal. Yo converso con mis amigas, y vemos en dónde nos colocamos a veces, cómo aceptamos condiciones de trabajo que no son equitativas respecto del hombre, las mujeres ganamos menos en el mismo puesto. Pero estamos cambiando y hablando. Y hay que educar a los varones que ocupan puestos de poder, abogados, médicos, jueces, etc. Ellos tienen que saber qué hacer frente a una mujer que ha sido golpeada. Ya no pueden ni deben cerrar los ojos y mandarla de vuelta a la casa.
Y cuando salís a la calle, en lo cotidiano, ¿hay ciertos modelos de mujer? ¿Cómo se la representa?
-Se nos representa como objeto de degustación del paladar masculino o sometidas a tareas domésticas, felices oliendo ropa blanca en una soga. Todavía sigue habiendo publicidades en donde la mujer es la que limpia, los productos de limpieza están todos destinados a la mujer, los productos para los bebés, a veces aparece algún hombre... Muchas publicidades espantosas que ponen a las mujeres en un lugar absolutamente degradante e idiota. O tenemos que ser perfectas, estar de peluquería, estar divinas y siempre sonrientes, no ser una molestia, estar siempre sobre adaptadas, todo perfecto. Yo no me siento así, pero vivo en esta cultura. Hay muchas mujeres que viven sometidas. Es muy triste y doloroso.
Las revistas de salud vemos que son grandes estereotipadoras, te venden la manzanita, el cuerpo perfecto y la receta para estar bien...
-Eso es muy estigmatizante. Ustedes, con esta revista y esta propuesta, están en una resistencia, digamos, tienen una propuesta que los distingue.
¿En eso el teatro es como un antídoto, no? Hace que vuelva a pasar algo, es creador de sentido...
-Para mí el teatro es un espacio, un territorio que genera nuevas sensibilidades. Donde no existía nada, de golpe se crea algo nuevo. El teatro y su volver a hacer todos los días. En cada función volvemos a hacer, volvemos a empezar, hoy no estamos igual que ayer, estamos modificados y este material poético y mi cuerpo van a estar atravesados por otras cosas que no son las mismas que estaban atravesadas ayer.
Me gustó mucho lo que dijiste, a veces uno tiende a la repetición y se pierde...
-Todo trabajo de formación o la pedagogía teatral -por más diversa que sea- tiene algo común que es el trabajo con el presente, “estar vivo en este momento. El aquí y ahora”. Por eso digo que en el momento en el que se está actuando estás en el máximo de conexión con vos mismo. Es tan presente que después, lo cotidiano, no tiene esa intensidad. El teatro es el arte del presente, dice Ariane Mnouchkine, también dice algo hermoso, que los verdaderos actores viven el instante y no hacen trampas, porque actuar no es hacer trampas. Bueno, supongo que por eso soy actriz, no quiero quedar tan pegada a lo cotidiano.
Tan en la representación...
-Todo lo que sea representativo de otra cosa tiende a achatar el sentido... Es con lo que convivimos; casi todo es referencia, si no podemos referenciar, lo descartamos. Hoy si algo no nos remite a otra cosa que ya conocemos o si nos enfrenta a alguna dificultad, algo enigmático o misterioso decimos "mejor no, mejor voy a lo que conozco, a lo fácil”. No soportamos el misterio, el vacío, no lo soportamos.
¿Por qué no soportamos el misterio?
-Porque no sabemos qué es y eso angustia. Y bueno, el misterio a veces no se debe comprender, simplemente se debe reconocer que es un misterio y pararse frente al misterio, hacer ese trabajo. Pero si todo se refiere a algo de lo cotidiano... Es el mundo de la súper velocidad e información, lo que no me gusta lo descarto. ¿Cómo voy a perder cinco minutos angustiándome con algo que no entiendo, si tengo diez mil aparatos que me sacan de la angustia?
A nosotros nos preocupa que hay una representación vacía en los medios...
-Todo eso es ruido, lleva a que nadie piense, es el reino de la opinión. Hoy te digo una cosa, mañana en la tele te digo otra, la gente consume, consume, se aturde. Somos todos panelistas, opinamos y opinamos sin parar, y después ponemos "me gusta" o "no me gusta" y pasamos de tema. Debemos ser veloces y productivos para esta sociedad del descarte. Me choca que esté tan denostada la idea de proceso. Se busca ir de cero a cien, como los autos de alta gama; tenemos una mirada resultadista sobre la vida. Es triste para muchos que no nos inscribimos en eso.
O cuando saco una foto, no estoy en la experiencia de sacar la foto, si no pensando en que alguien la vea, la mando a las redes...
.Bueno, todos nosotros hemos ido a museos, ¿cuántas veces la gente entra a una sala con el teléfono prendido y “clic”, le saca una foto a un cuadro al que no miró ni por un segundo? No soportamos la experiencia de estar frente a algo que no sabemos qué es. Tenemos que fotografiar y seguir de largo, sacar una foto que nunca volverá a ser mirada, no? La probabilidad de que esa foto vuelva a ser mirada debe ser ínfima... Estamos dedicados a borrar la experiencia y a mostrar una imagen pre fabricada pero que parezca espontánea. Es lo que observamos en las redes, es una suerte de vida “para la tribuna". Ahora, si tuviste una experiencia desde lo sensible con ese cuadro, te la perdiste porque estabas pensando en sacarle la foto; es obsceno desde lo visual y es violento... Tenemos que estar muy atentos a poder tener la posibilidad de aislarnos y conectar con cosas que nos interesan, hacer el esfuerzo de dejar de lado el ruido y meternos en zonas de silencio, por utilizar una figura, no porque haya que estar en silencio. Ocurre lo mismo en el teatro, la gente en la platea está con los teléfonos sacando fotos, una foto que no va a servir, que se va a perder en los múltiples aparatos que tenemos.
Volviendo a la mujer, en tu charla TEDx hacés hincapié en el poder de las palabras. ¿Qué poder tiene la palabra de la mujer?
-No sé... pienso en mi madre... ¿Viste cuando tu mamá te decía “no pasa nada...”, o te dice “no duele” Si a vos te está doliendo, ¡ya no te duele más! Las madres tienen un poder mágico, tienen un oído biónico, escuchan a través de los mares. A mí me ha pasado estando de viaje, filmando una película en un lugar alejado, sola en un hotel, agotada, que a la noche suene el teléfono y fuera mi mamá, que no habíamos quedado en hablar pero me llamaba en ese momento justo. Y eso era cuando no existía el celular...
Está bueno lo que decís porque habla de una conexión, hay palabras mágicas...
-No creo en la magia, pero sí en el amor de una palabra elegida, una palabra que puede traer la calma. Por ejemplo, la palabra del médico. No lo digo porque es una revista de salud, lo relacioné con un libro de medicina del que leí unos capítulos por recomendación de mi médico y también motivada por la experiencia de haber acompañado a personas queridas en situaciones dolorosas. Noté que yendo juntos a ver distintos médicos sentía cosas muy diferentes, a veces salíamos con buenas noticias y sin embargo estábamos muy angustiados y otras veces las noticias no eran tan alentadoras y sin embargo salíamos con fuerza para enfrentar lo que fuera. Eso me llevó a reflexionar sobre el poder de la palabra del médico, cómo puede influir en el ánimo del paciente, más allá de lo que te receta, lo que te explica o el panorama que te presenta. La importancia de las palabras dichas, cómo están cargadas esas palabras, cómo escucha un médico a su paciente. La palabra y más cuando está atravesada por el saber, tiene poder.
“En la medida que pude hacerlo, empecé a elegir mujeres siempre atravesadas por un dolor. Bueno, todos estamos atravesados por un dolor... No? el que no lo quiera ver, se la pierde. Porque el dolor es un gran maestro.
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Foto: Sol Levinas. Gentileza Revista Sophia.