Perspectivas
Pensar con Borges, mirar el mundo de otra manera
Entrevistamos a Alicia Ardila, quien desde hace años acerca la obra del prestigioso poeta, escritor y filósofo a grandes y chicos. Descubrilo.
Por el equipo editorial de Aprender Salud. Nota publicada en la edición impresa, Septiembre 2016.
Acercarse a la emblemática figura de Jorge Luis Borges parece un desafío complejo. Quizás por ello, el autor -que este año está siendo muy recordado al cumplirse 30 años de su fallecimiento- tiene la fama de ser el escritor “más nombrado pero menos leído”.
Alicia Ardila, experta divulgadora de su obra -a quien entrevistamos con motivo de su visita al Hospital, invitada por el Depto. de Pediatría- plantea un acercamiento diferente: ¿si miramos a Borges como un filósofo que decidió escribir literatura?: “Para mí es un filósofo que eligió la poesía como forma de llegar a más gente, en lugar de quedarse encerrado en la academia”, comienza proponiendo.
¿Por qué considerás que Borges fue un filósofo?
-El verdadero filósofo es el que plantea las buenas preguntas. No ofrece respuestas porque sabe –y esto es básico en el pensamiento de Borges- que la certeza no existe. Su obra está cargada de meditación filosófica. ¿Y de dónde surge la filosofía? No es un griego en ojotas (risas), surge de las preguntas que todos nos hacemos: ¿Qué es la vida, la muerte, el tiempo? ¿Existe Dios? ¿A todos la vida nos da todo?
El eligió la libertad de las letras, por eso elige la literatura para expresar su pensamiento en lugar de quedarse “atado” a los modos y metodologías del campo filosófico, se desliga de la obligación de justificarse: el hace literatura, hace ficción.
Yo creo también que Borges es el último lector, nadie ha leído lo que leyó él, dedicó su vida a leer, a pensar y a jugar con las palabras. Si hubiera sido pintor, habría pintado en acuarela, sin límites marcados entre los colores, entre la realidad y la ficción, dejando la interpretación a criterio del que aprecie su obra.
¿Cuándo comienza su pasión por la lectura?
-Borges decía que no recordaba cuando aprendió a leer y su hermana Nora relataba que el primer recuerdo de su hermano era verlo acostado en el piso leyendo, siempre había leído. Y todo lo que le llega, a lo que accede durante su infancia, le llega en el idioma inglés, gracias a la gran biblioteca de su abuela y su padre. Antes teníamos bibliotecas, muchos lo deben recordar… (risas).
¿De qué forma lo marca la ceguera?
-Él sabía desde muy pequeño que iba a quedarse ciego porque toda la rama paterna de su familia tenía una ceguera hereditaria. Su abuela y su padre murieron ciegos. Un día le preguntaron a Borges ¿cuándo empezó a quedarse ciego? Y el respondió: “empecé a quedarme ciego el día en que nací”.
Desde su nacimiento sabe su destino pero, al mismo tiempo, tiene un vínculo con su limitación, con su enfermedad, no se limita por ello.
El sabe. Y desde su filosofía de vida el destino es algo inevitable, en esto es muy griego. Decía: “yo no puedo elegir no ser ciego, pero sí puedo elegir que clase de ciego quiero ser”. Y ahí está la libertad del hombre, en ver qué hace con el destino que le toca. Esta idea de ver la limitación como una oportunidad, de aprender otras cosas, algo que incluso está muy presente en el quehacer de los médicos. Esto lo despliega en su famoso Poema de los Dones que comienza:
“Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría de Dios,
que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche.”
¿Cómo ve, entonces, al hombre? ¿Valora su heroísmo ante el destino inevitable?
-El hombre para Borges debe ser heróico, necesariamente tiene que serlo para poder enfrentar su destino. Hay un momento, dice, en que todos los hombres saben quienes son, saben su verdadero nombre: se mira a los ojos, es el momento en que comprende. Y cuando comprende, ya no hay vuelta atrás.
Y lo bueno, es que a todos –en algún momento- nos es dada esa revelación. Y esto es una gran apuesta al hombre, pensar que todos vamos a comprender. Es el momento en que Laprida, en el Poema Conjetural, “comprende su destino sudamericano”, justo cuando lo están por apresar. Y otro momento, para mí el más grandioso en su literatura, está en un cuento sobre un gaucho que se llama Biografía de Tadeo Isidoro Cruz, cuando dice: “...empezó a comprender. Comprendió que un destino no es mejor que otro, pero que todo hombre debe acatar el que lleva adentro...”
Y es agradecido con lo que acontece...
-Y mucho, quizás esto se da de un modo particular ya que es agnóstico, es decir no abrazó una fe pero se pregunta por Dios. Hay un pasaje de un cuento, La Rosa de Paracelso, donde nos da una frase sin igual sobre el valor de lo que recibimos en nuestra vida terrenal. El discípulo le pide una prueba antes de emprender el camino y, ante la negativa, se produce el siguiente diálogo:
- -No estamos en el Paraíso - habló tercamente el muchacho; - aquí, bajo la luna, todo es mortal. Paracelso se había puesto de pie e inquirió:
- - ¿En qué otro sitio estamos? ¿Crees que la divinidad puede crear un sitio que no sea el Paraíso? ¿Crees que la Caída es otra cosa que ignorar que estamos en el Paraíso?
¿Hay algún itinerario o recorrido para acercarse a la obra de Borges?
-Creo que sí, pienso que si tuvieras que comprarte un libro de Borges, el primero debería ser El Hacedor, de 1960. Si vos me decís, por donde empiezo a leerlo, te nombro cuentos: Biografía de Tadeo Isidoro Cruz; El Fin; La Intrusa y El Evangelio según Marcos. Ya para quienes son iniciados, que ya leyeron bastante: Undr; La Rosa de Paracelso. En poesía, Poema Conjetural, Fundación Mítica de Buenos Aires, Arrabal, para mí con los más bellos versos escritos.
“A mí, pensar con Borges me hizo mirar el mundo de otra manera. Y necesitás compartirlo con otros.”
¿Cómo llegás, desde tu formación, a profundizar y dedicarte a la figura de Borges?
-Yo lo había leído como todo el mundo y en la mitad de mi carrera –estudiaba filosofía- llega a mí un poema, lo leo y digo: ¡es más filósofo que todos los que estoy estudiando! Y ahí me quedé con la poesía, el mundo necesita más poesía que filósofos... Así que me dediqué a divulgarlo, hoy doy cursos en el Centro Cultural Rojas para adultos mayores, allí asisten unas doscientas personas por semana. Lo más maravilloso es trabajar con gente grande y también con chicos.
¿Cómo es la experiencia con los chicos?
-Es hermosa, la resumo en una breve anécdota. Yo trabajé dos años en un proyecto que se realizaba en una escuela municipal que está a la vuelta de la Villa Fraga, en el barrio de Chacarita. Trabajé con todos los grados -la directora, una genia- y en ese trabajo surgió que los chicos de sexto hacían maravillosos finales para un cuento de Borges llamado El Cautivo, que tiene un descenlace abierto.
Nos sorprendieron las ideas que ellos imaginaron, así que les pedí que los escribieran y les prometí que se los iba a dar a la esposa de Borges, María Kodama, con quien tengo una muy buena relación. Una chica, muy pícara, me dijo que le saque una foto y la traiga, para así demostrar que era verdad mi promesa. Le dije que sí y luego le comenté esto a María, ella me contestó: “hagamos una cosa Alicia, vamos juntas a buscar los cuentos”. ¿Sabés lo que fue ese día en la escuela para los chicos y docentes, que habían trabajado un año con Borges? Fue María, se sentó delante de ellos y conversó dos horas con todos, una experiencia imborrable, que no se olvidan más.
“Borges es un detonador”
Norma Marotta es socia del Plan de Salud y apasionada por la lectura. Aquí relata cómo descubrió a Borges gracias a los talleres a los que asiste desde hace años.
Soy una gran lectora pero Borges era un imposible para mí. Empezaba a leerlo y lo dejaba. Tan nombrado y yo no podía emitir un juicio sobre él. La conclusión era: escribe difícil para que sólo lo entiendan unos pocos.
Siete años atrás me interesé por los cursos del Rojas, me inscribí en “Comprender y disfrutar a Borges”; el título me ofrecía exactamente lo que yo necesitaba. Y comencé...
Ahora puedo decir que su escritura no es difícil, aunque lo fue algo en su juventud, él mismo lo reconoce. Sus expresiones son contundentes, imposibles de cambiar. Su universalidad, sus conocimientos, su sabiduría, su humor irónico, difíciles de igualar. Sus cuentos son incomparables: mis preferidos, “El sur” y “La intrusa”.
Además Alicia, la profesora, en su primera clase dijo: Borges es un detonador. Y así funcionó para mí. Menciona en sus escritos a dioses griegos, escritores y filósofos, también comencé a interesarme en eso. Me llevó a leer autores impensados: Dante, Chaucer, Swift.
Hoy lo comprendo y admiro, y debo decir que fue gracias a ella, que conoce y ama a Borges como nadie, y transmite sus conocimientos y amor con idoneidad e histrionismo. Sus clases son imperdibles.
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Nota de la Revista. Te invitamos a buscar algún video de Alicia en You Tube para disfrutar de forma completa el modo en que expresa oralmente estos poemas, citas y anécdotas.