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Aprender Salud

Las “zonas azules” del Italiano

Como en Netflix, una médica reconoció en tres pacientes señales de un envejecimiento exitoso y nos propuso compartir sus historias.

Un viaje por Okinawa, Caballito y Mataderos.

Vivir 100 años, los secretos de las zonas azules se llama un conocido documental que recorre diferentes lugares del mundo famosos por la longevidad de sus habitantes. ¿Qué tienen en común, se pregunta? Y la respuesta surge de una combinación de factores donde no faltan alimentos, vínculos, optimismo y actividades con el cuerpo, que te conectan con el hacer.

Con ese telón de fondo, la Dra. Mariana Martínez, de la Sección Medicina Geriátrica del Servicio de Clínica Médica del Hospital Italiano, nos contactó porque encontró pistas de una situación similar en algunas de sus pacientes. 

“La consulta geriátrica surge para hablar de todo, no solo controlar la presión, nos habla de cómo están, de su edad más allá de los años, saber qué hacen, sus actividades. Y me llamó la atención el entusiasmo que transmiten y lo valioso de lo que realizan: siempre están haciendo algo, ¡son muy activas!”

¿Qué hábitos tienen en común una profesora de japonés, una escritora y una cosmetóloga? Los invitamos a conocer las historias de Aída, Margarita y Sachiko, que forman parte de la comunidad del Italiano y gentilmente se acercaron a compartir una cálida charla con Aprender Salud.


Aída Nápoli, 85 años
“Escribir me saca la monotonía de los días”

Es oriunda del barrio de Mataderos y, a través de la escritura, llegó a la Feria del Libro en 2023, donde se dio el lujo de presentar el trabajo que hicieron con su taller literario Alas de Colibrí. ¿Cómo fue ese recorrido? 

Empecé casi a los 70, después de jubilarme. “Era una asignatura pendiente que tenía de chica. Me costó dejar el trabajo, sentía que algo debía hacer y ahí me dediqué de lleno. Escribo poemas, vivencias y experiencias; el barrio, mi niñez, también sobre mis hijos a los que adoro!”, comienza. 

Me cambia la monotonía de los días. “Y me induce a hacer algo distinto, salir de las compras, la cocina, las obligaciones... Además me mantiene activa. Eso sí, arranqué en papel pero ahora como tengo una maculopatía me pasé a la compu, donde puedo agrandar la letra.”

Es muy lindo lo que se da al compartir lo que una escribe. “En el taller, en eventos con otras instituciones del barrio, se da algo muy gratificante. Estoy contenta porque veo que, dentro de todo, lo que hago, gusta”, concluye.

<destacado>“Cuando me puse a leer de estas zonas azules le pregunté a Sachiko de qué parte de Japón era, me contestó “¡Doctora, yo soy de Okinawa!” ¡Ahí me cierra todo! (risas)” 

Sachiko Arakaki, 74 años
“Muchas veces hago de psicóloga. Escucho, no doy consejos”  

Llegó desde Japón en 1968, cuando tenía 18 años. Casada hace 48 años, tiene tres hijos y tres nietos. Y a los 56 decidió anotarse en un curso para dar clases de japonés, actividad que continúa realizando en su casa. ¿Cómo encontrar lo mejor de dos culturas tan diferentes?

De Okinawa a la Argentina. “En donde yo nací el bombardeo de la guerra fue peor casi que en Hiroshima. Pero es gente alegre la que vive allí, longeva. Estoy orgullosa, pude volver hace seis años con mi marido y ver a las abuelitas que siguen cantando y bailando, tienen otra mentalidad, no se quedan llorando y lamentando. Tienen su huerta, se reúnen.  Yo soy bastante abierta, en general el japonés es más introvertido, por respeto“, destaca.

Muchas veces hago de psicóloga. “Abro la puerta, les hablo en japonés y cuando uno les ve la cara se da cuenta; entonces les pregunto ¿Cómo está? ¿Esta semana hubo cosas lindas, cosas buenas? Eso ya les cambia el color de la cara. Y aunque tengo edad de abuela, piensen que soy como una tía. Yo escucho, no quiero dar consejos. Aprendemos costumbres, historia, origami…”

Mitad criolla y mitad japonesa. “Acá se dice casa de herrero, cuchillo de palo, mis hijos no saben el japonés. Y el mayor se fue a vivir a Japón y me manda por WhatsApp cuando le llega algo que no entiende para que lo ayude.¿Con la comida? Mi nieto me dice que el arroz que le preparo es el más rico, ‘ese no és el que prepara Sachi’ le dijo a la otra abuela. Y comemos mucho pescado, bah, lo que podemos porque es caro. Cuando vienen los chicos, carne; y cuando hay una reunión preparo sushi!”

Ikigai, o cómo pensar la felicidad en Japón. “Siempre pienso en el significado de esa palabra, lo hablamos con la doctora. En el sentido que encontramos. Yo siento que soy feliz: enseño, estoy con gente joven y llevo casada 48 años, ¡que aguante!” completa. 
 

 “Mis colegas a veces me preguntan ¿todavía estás dando clases? Y sí, ¿por qué no? Si los alumnos vienen. Cuando no de tanto la vista, veremos.”
 


Margarita Juana Villarino, 80 años
"Lo que nos hace mejor es tratar con gente, no quedarnos encerrados”

Se recibió de cosmetóloga en 1965 y trabajó con médicos que forjaron su formación. Viuda, tiene cuatro hijos, ocho nietos y continúa trabajando desde su casa, donde también pinta y decora su ropa, entre otras actividades. ¿Qué importancia tienen los vínculos, más allá de la familia?

Me da mucha alegría y mucha vida trabajar. “Veo desde adolescentes con acné hasta señoras grandes. Mi primera paciente/cliente tiene 93 años y todavía la sigo viendo, es griega. Y ya tengo la tercera generación, atiendo a la hija y ahora a la nieta”, comienza.

Estar con gente, escuchar, es lo mejor que me puede pasar. “Uno, a veces, piensa que una pavadita que te pasa es un mundo, pero después escuchás otras historias de vida y eso te acomoda, te da ilusión, te da esperanza... Y te dice: no te quejes que lo tuyo no es nada”.

Lo que nos hace mejor es tratar con gente, no quedarnos encerrados. “Con la pandemia se notó mucho eso. Fue triste y para los grandes, peor. Yo trabajé siempre pero cuando me casé y tuve hijos dejé, mi marido era celoso y no quería. Él falleció y después retomé hasta hoy. Y la verdad que da vida trabajar”, concluye.

¿Las rejuvenece estar con gente joven?

  • “Me hablan del Bitcoin, ¡yo no tenía idea! Pero se molestó explicándome…¡Yo igual no le creo a esa cosa (risas).” Sachiko
  • “Una que tuvo que hacer economía toda la vida… ¿Ese dinero en el aire? No sé…  Margarita.
  • “Te pone al día estar con gente joven!” Aída.
     
En el Plan de Salud, unas 55000 personas tienen más de 65 años y gran expectativa de vida. Y, actualmente ya son más de 250 los afiliados mayores de 100 años.

 

Agradecimiento especial a la Dra. Mariana Martínez.

Entrevista: Federico Somoza, Revista Aprender Salud.