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Aprender Salud

Lo consulto con la almohada... Y el colchón

Una persona cambia entre 40 y 60 veces de posición durante la noche y cuanto más incómodo esté, más veces modificará su postura. ¿Cómo mejorar?

Basado en los conceptos provistos por el Dr. Raúl Ferrari, Servicio de Ortopedia y Traumatología. Elaborada por el equipo editorial de Aprender Salud.

En estos tiempos de avances tecnológicos, la ciencia también prestó atención a la importancia del descanso y mucho se avanzó en materia de colchones y almohadas, incluso se estimó que una persona se pasa 14.400 minutos por mes en la cama. Las estadísticas que se llevaron a cabo afirman que un colchón de buena calidad puede durar entre 8 y 10 años, aunque se recomienda evaluar su estado pasados los 5 ó 7 años de uso.

La dureza del colchón Durante muchos años, los traumatólogos y médicos recomendaban el uso de colchones “duros” pero varios estudios recientes mostraron que quienes dormían en colchones de resistencia intermedia se sentían mejor. Estos modelos se ubican a medio camino de los llamados “blandos” (por ejemplo de espuma, que se deprimen demasiado) y los de alta rigidez o densidad (por ejemplo de fuertes resortes).

También se demostró que la gente joven tolera mejor un colchón duro que un adulto, en especial por un tema de apoyos. Cuando una persona está apoyada mucho tiempo sobre su cadera o sus hombros puede sentir molestias. Las personas mayores de 40 años obtienen más beneficios con el cambio de colchón más seguido ya que uno, con los años, modifica su cuerpo y se vuelve más sensible.

¿Va a comprar un colchón?

  • Lo más recomendado es perder la vergüenza y acostarse sobre él unos minutos (entre 5 y 10 de ser posible) probándolo en las posiciones que uno duerme normalmente.
  • Como un sándwich con muchos ingredientes, cuantas más capas tenga de material por sobre los resortes, mejor será su calidad y resistencia. Los modelos con muelles embolsados son muy recomendados.
  • Elasticidad y firmeza: debe ser elástico pero sin exceso, con firmeza en los puntos de apoyo (cadera, pelvis).

 

¿De qué material se componen?

De resortes.
Para saber si un colchón de resortes es firme habrá que sentarse en un borde y comprobar que no se pliegue o se forme una “V” en el costado. Los mejores son los que no se pliegan ni se deforman. Mejor si son de resortes enfundados, porque tienen mayor resistencia.

De espuma. Son mejores cuanto mayor es su densidad, ya que, de lo contrario, uno se va “hundiendo” y forma un pozo, lo que es indicio para cambiarlo. Entre 30 y 35kgm3 es el espesor normal recomendado. En muchos casos, el fabricante tiene tablas de espesor recomendado según el peso.

Recordá rotar el colchón cada tres meses y girarlo de la cabeza a los pies en caso de ser doble cara.

 

En caso de larga estancia. Para quienes tienen que estar mucho tiempo en la cama, en especial si se trata de adultos mayores, se recomiendan  los viscoelásticos o de látex, que disminuyen la posibilidad de lesiones que se generan luego de mucho tiempo sobre la cama.

Los anchos mínimos recomendados por los institutos de biomecánica son: para una persona, entre 90 cm y 1,10 mts. y para dos, entre 1,35 y 1,50 mts. (con largo de, al menos, 10 o 15 cm más que el alto de la persona). La altura de los colchones infantiles se recomienda que esté por encima de los 40 cm.

Se comprobó que el paso de un colchón usado a uno nuevo trae mejoría en el descanso.

¿Cómo duerme? ¿Cómo amanece? Si al levantarse siente la espalda dolorida, la zona lumbar muy cargada y un gran cansancio, quizás sea tiempo de pensar en cambiar el colchón. Alrededor del 30% de la población, se calcula, no descansa sobre camas adecuadas.
 


 

Buscando mi almohada ideal
Su función es la de llenar el espacio que se forma entre la nuca y la espalda, alrededor del cuello. ¿Cuál es la mejor? No la hay, porque depende en qué posición uno duerma y habrá que elegirla de acuerdo a ello.

Las dos posiciones más comunes para dormir son: de forma lateral (el 40% de la gente descansa en posición fetal) y boca arriba, que es la más recomendada. Boca abajo es menos frecuente y es la peor posición para dormir porque incide sobre las cervicales, tiene más impacto sobre la columna y menos puntos de tensión.

 

¿Qué almohada se adapta mejor a mi postura?

Si duerme de costado, las mejores almohadas son las que tienen memoria y, en especial, las que tienen forma cóncava adecuada apoyar la cabeza.

Boca arriba también se recomiendan los llamados “rollitos chinos o caramelos”, que hiperextienden la zona cervical dando apoyo más firme en el cuello.

Si descansa boca abajo, se recomienda dormir sin almohada para evitar una posición de costado con la cabeza levantada.

En la práctica habrá que probar y elegir la que nos permita dormir bien, ya que lo mejor es la comodidad, aunque sea abrazando una vieja almohada de la infancia.

¿Qué tener en cuenta a la hora de comprar una? El relleno (hay de polyester, pluma, espuma y látex); si es transpirable o no (evitar las que dan mucho calor) y el ancho, que sea cómoda. Si es demasiado alta puede molestar en el cuello, sobre todo si uno sabe que ronca, ya que dificulta más la entrada de aire.

 

Una almohada incómoda provoca tensión en la zona del trapecio y dolores en la zona de la nuca, cuello y hombros. Se recomienda usar una delgada en caso de padecer algún problema de columna. Si usted se mueve mucho, un modelo flexible se adaptará mejor a los cambios. Recuerde lavarla al menos una vez al año, dejándola secar a temperatura ambiente.

Para ayudar reducir las molestias. Si duerme de lado, una almohada pequeña entre las rodillas puede prevenir molestias en los apoyos y disminuye la presión sobre la cadera y la columna, evitando su torsión. Si lo hace boca arriba, la almohada puede colocarse debajo de las rodillas. Si le es cómodo dormir boca abajo, se recomienda colocar una delgada debajo de la panza.

En caso de reflujo o malestar estomacal, acostarse levantando un poco la espalda y la cabeza (semi sentado). Si tiene los pies hinchados puede colocar dos suplementos a los pies de la cama para inclinarla levemente hacia arriba o utilizar una almohada debajo de los pies. 

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Nota perteneciente a la edición número 19 de la revista Aprender Salud.