Aprender Salud
Teresa Parodi: Hablar de lo que pasamos
Entrevistamos a la prestigiosa artista buscando ponerle palabras a las sensaciones, sentimientos y aprendizajes que nos dejó la pandemia.
“La pandemia nos paralizó, nos dejó como en estado de alerta, de sorpresa. Y de una angustia que no se sabía dónde colocar. ¿Qué pasa, qué es esto? ¿Cómo saldrá la humanidad, cómo saldremos? ¿Qué nos cambiará por dentro? Miles de preguntas, que no sé si encontrarán respuesta tan rápido. Pero sí sé -claramente lo sé- que salimos cambiados.”
Así comienza Teresa Parodi, con quien pudimos conversar buscando sumar la perspectiva de una artista acerca de esta etapa que nos tocó atravesar y se ve reflejada en las canciones de su último disco, compuesto durante la pandemia y editado hace un año.
Una entrevista especial, enlazada en sus letras y su música, inseparable de Corrientes, su gente, sus paisajes, colores y sonidos.
Cantamos por necesidad
Por eso es hermoso cantar
-Me refugié profundamente en la música, estaba por supuesto en Buenos Aires, vivo en un departamento en el centro. Y el hecho de darme cuenta de que no podía salir de esas cuatro paredes, que miraba al sol por la ventana, el cielo por la ventana, sin ninguna otra posibilidad de amplitud, del horizonte, me hizo refugiarme profundamente en la música. Acomodé mis días entre lecturas, que hacía mucho no tenía tanto tiempo para eso, volver de lleno a la lectura, a escuchar mucha música y también a hacer yo misma música.
Escribí mucho en estos dos años, compuse mucho. Siento que el sol, que lo tenía por lo menos recortado en la ventana, estaba en mi música, en la música de mi gente, de mi pueblo, en mi guitarra, en todo lo que ya había escrito pero también en todo lo que parecía que no podía parar de escribir, esta era la sensación; sorprendente, hermosa por cierto.
Ahora que el mundo ha cambiado
Mi canto rodado es botella en el mar
Buscando una orilla cercana
En donde se pueda volver a empezar
-Las canciones como si fueran una botella tirada al mar, frente a un gran naufragio del mundo entero. ¿Qué hacía uno? Tiraba una botella a ver si alguien la encontraba en la otra orilla. Ese mensaje de la humanidad. Que la sentí en el mundo entero, cuando la gente se sintió más arrinconada, más sola, ante un abismo increíble que nadie podía saber cuándo terminaba ni cuán profundo era, la gente salía a los balcones a cantar, se subía a la terraza, a los lugares comunes de los edificios, pasillos, escaleras… Era emocionante como el canto se convertía en un puente, la música se convertía en un puente para buscar a los otros, a los demás. Eso fue algo muy conmovedor para mí y, de algún modo, es lo que yo también hice y viví con mucha intensidad en ese tiempo, en esos meses diferentes, absolutamente diferentes. Y de ahí salió un disco que se llama Después de todo, porque todos sabíamos que iba a haber un “después de todo” pero la pregunta -que no sé si nos hemos respondido- es cómo íbamos a salir luego de todo eso que nos estaba pasando.
En el naufragio una canción
Cruza el asombro
Para abrazarte una vez más
Después de todo
-Mi vínculo con mis seres queridos fue a través de la pantalla, como todo el mundo, del teléfono. Hablarnos, escuchar las voces, hacer videollamadas para al menos vernos los rostros, aunque sea en ese cuadradito de la pantalla. Con mis hijos, mis nietos y aún con mis amistades más cercanas que siempre también son parte de una gran familia que uno construye con los años. De esa manera me seguí vinculando con todos y todos conmigo. Y fue difícil, muy difícil, pero al menos nos veíamos. El Zoom se convirtió en algo que necesitábamos desesperadamente y fue también una experiencia muy intensa que vivimos los seres humanos del mundo entero.
El andar por los caminos
Suele dar tanto quehacer
Yo creí que fui enseñando
Pero, en cambio, fui a aprender
-Creo que nos deja muchos aprendizajes la pandemia, el aislamiento, la embestida que padeció la humanidad entera con este virus que hizo tantos estragos. Nos dejó la sensación de que debíamos replantearnos muchas cosas, sobre todo los vínculos, no obstante lo peor de la humanidad también quedó al desnudo.
Quedó lo mejor de la humanidad, probadamente demostrado en un montón de gestos humanitarios increíbles como el rol de los médicos, los enfermeros y todo aquel solidario, aquella solidaria que daba la mano sin preguntar y peleaba desde los lugares más peligrosos. Pero también estaban los demás, apareció lo más feo de la humanidad y eso nos debe motivar a grandes reflexiones. No podemos pasar esta página así ligeramente, no. Tenemos, de verdad, que reflexionar para producir grandes cambios.
Y para mi generación fue una experiencia tremenda, la sensación de que perdimos dos años de actividad, de intensidad, de vivir la vida con otra intensidad, de disfrutarla de otro modo o de pelearla de otro modo, de golpe estábamos en una situación que nos dejaba con una gran indefensión. ¿¡Esto también tenía que pasarnos a nosotros!? De todas maneras siento -voy a decir algo ridículo- que estuvimos a la altura, que pudimos enfrentar eso a pesar de la sensación de pérdida de tiempo, un tiempo valiosísimo, supimos reponernos y salir adelante. Eso también le da un valor más a esta etapa de la vida.
“Hablar de lo simple y también de lo profundo, de lo humano”
Le preguntamos a Teresa sobre su pasión por destacar historias de mujeres y hombres de su tierra y también por su presente, en el cual recorre pequeños escenarios en un clima íntimo y rodeada por su hijo Camilo y sus nietos Emilia y Ezequiel.
-Desde muy chiquita sentí la necesidad de contar historias de personas que pasaban delante de mis ojos y me emocionaban con sus vidas. Seres anónimos cuyas vidas me conmovían pero yo sentía que no las veía mucha gente. Y creo que la música es un lugar maravilloso para rescatar esas luchas, esos sueños, esos ideales de personas que viven de una manera sencilla, humana, hermosa, con la frente alta y también amando, dándose con amor. Y es un espejo donde yo quisiera que nos mirásemos más frecuentemente, pero no siempre pasa eso. Quizás es un intento casi utópico, hablar de lo simple y también de lo profundo, de lo humano, desde otros lugares, de gente que está marginada muchas veces pero construyen vidas hermosas, laboriosas, trabajan para los demás y con alegría. Eso me parece importante rescatar en las canciones y ahí están esos espejos, dando vueltas en mis canciones.
Nosotros también vamos haciendo una construcción de abejas, de hormigas, trabajando en el día a día para que no cese esta música. Y hay muchísimos que abren estos espacios, muchísimos músicos, actores, teatristas que trabajan allí para sostener vivo el espíritu de nuestro pueblo, la memoria del arte que tiene nuestro pueblo, de los grandes creadores. Hoy estoy recorriendo esos circuitos, con la esperanza de que estos espacios nunca se cierren, precisamente, para mantener viva la memoria de nuestros pueblos.
--
Las letras citadas pertenecen a las canciones del álbum Después de todo (Teresa Parodi, 2021).
Agradecemos especialmente a Jimena Arce.
Fotos: Cecilia Salas.