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Aprender Salud

Después de los 70: ¡Yo quiero comer rico!

Estimular y entrenar el olfato, hacer más atractivas las comidas y combinar ingredientes serán de gran ayuda para continuar comiendo rico.

Estimular y entrenar el olfato, hacer más atractivas las comidas y combinar ingredientes serán de gran ayuda para continuar comiendo rico en esta etapa de la vida. Y así evitar perder el interés por comer, que puede privar al organismo de proteínas y vitaminas esenciales. 


Basado en los conceptos provistos por la Dra. Patricia Mazal, Servicio de Otorrinolaringología.

Continuando con la campaña de Aprender Salud para que nuestros adultos mayores se mantengan fuertes, decidimos abordar el tema del sabor a través de los sentidos que lo estimulan: el olfato, el gusto y también la vista. ¿Cómo se relaciona el envejecimiento natural de los sentidos con las pocas ganas de comer? ¿Cómo se pueden entrenar y estimular para seguir disfrutando el sabor de las comidas? 

“Mucha gente dice 'tengo un problema de olfato' y en realidad está comiendo desabrido” comienza señalando la Dra. Mazal, a quien entrevistamos. Compartimos en esta nota algunas ideas que pueden ser útiles.

Entrenar el olfato, para tener más gusto
El sentido del olfato tiene un rol importante, complementa al sentido del gusto. Tiene dos caminos de entrada: por la nariz (al olfatear) pero también por detrás de la garganta, al mantener el alimento en la boca, saborearlo y luego exhalar el aire por la nariz.

Ejercicios para estimularlo. “Hay que catar un poco las comidas, comer más despacio, para primero sentir en toda la boca, pasarlo por todas las paredes, que lo mezclen con la saliva, dándole tiempo, un segundito. Seguramente no será posible hacerlo en todas las comidas, pero en alguna por día”, explica.

Hay otro ejercicio sencillo que, realizado a diario, ayuda a mejorar el olfato y el gusto. Habrá que elegir dos elementos -por ejemplo menta y naranja- y olfatearlos todos los días. Esto irá, de a poco, mejorando la capacidad olfativa y el sabor. Lo ideal es comenzar cuando se empieza a percibir la disminución del gusto y no esperar a no sentir nada: “el olfato tiene su pico a los 40 años y luego comienza a descender lentamente, la mayoría lo empieza a notar después de los 60, 70 años”, señala.

“Sabemos que hay un deterioro natural propio de los años; sumado a que los adultos deben restringir la sal, otros abandonan algunos alimentos difíciles de masticar. Esto va haciendo aburrida la dieta, lo que lleva a la pérdida del apetito, del interés por comer”, completa.

Hacer más atractivas las comidas
Otro camino complementario es trabajar sobre las preparaciones, colores, temperaturas y texturas, estimulando, el apetito, las ganas de comer: “una pechuga hervida con zapallo es lo menos atractivo que hay, ¿quién va a desear comer eso?” Algunos tips que pueden ser útiles.

    • La temperatura de las comidas. No es lo mismo sacar algo de la heladera y comerlo que saborearlo calentito, el sabor se potencia con el calor, que realza los aromas. A veces, comer apurado, calentar “así nomás” al microondas, saca las ganas de comer.

    • Cocciones que potencian el sabor. La pasadita por la sartén, aunque sea con unas gotitas de aceite de oliva, un poco de cebolla, ajo o lo que uno tenga, le cambia totalmente el sabor a unos fideos hervidos. También marinar los pescados en la heladera unas horas antes de cocinarlos.

    • Buscar distintos condimentos y realzadores de sabor.  Rabanitos en una ensalada, agregarle jengibre que ahora se puso de moda, también el vino tinto y blanco para reducir en una salsa, las mostazas, etc. Y sumar condimentos: “Porque que te saquen la sal no significa que te saquen los condimentos, hay orégano, romero, albahaca...”   

    • Combinar vegetales amargos con dulces. Cuando se complementan, se obtienen sabores más intensos. Por ejemplo, verduras naturalmente dulces como la zanahoria, batata, tomate, cebolla, se pueden combinar con más amargas como la rúcula, berenjena, repollo, hinojo. Los sabores agridulces (agregar pasas de uva, orejones, mermeladas) potencian el sabor de las carnes y pescados.

    • Jugar con los colores y adornar los platos. Ya sabemos que la comida “entra por los ojos”. Se puede jugar al chef, usando vajilla atractiva, combinar vegetales de diferentes colores. Un plato lindo, bien servido da más ganas de comer.


El olfato y la seguridad, una preocupación importante. Un tema por el que muchos pacientes consultan es sobre los riesgos potenciales de una falta de percepción de los olores, ya sea por pérdidas de gas o también por comidas que se pueden vencer en la heladera. “Un consejo que siempre damos es contar con un detector de humo en el hogar, también cuidar de apagar las hornallas antes de retirar las ollas, para evitar olvidos. Y para la leche o lo alimentos que se abrieron y quedarán en la heladera, anotar con un marcador la fecha, así se sabe cuánto tiempo hace que están”, concluye.

 

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