Aprender Salud
Tengo un familiar con deterioro cognitivo
¿Qué puedo hacer?
¿Cómo vincularse mejor cuando aparecen los olvidos o los cambios en la personalidad que dificultan la vida cotidiana?¿Qué puede ayudar y qué actitudes es mejor evitar? Informe especial con el Dr. Marcelo Schapira.
“Sabemos que alguien a los 50 y pico no va a estar igual que a los 80, no lo está por fuera cuando se mira al espejo y tampoco por dentro. El punto es definir eso: ¿le está pasando algo que es propio de la edad o notamos que va más allá? ¿Qué podemos hacer?”
Así comienza El Dr. Marcelo Schapira, Jefe de la Sección Medicina Geriátrica del Servicio de Clínica Médica, con quien conversamos acerca de una situación frecuente: familiares mayores que comienzan a tener olvidos. ¿Cómo actuar para acompañar mejor este momento de la vida de nuestros padres, madres o abuelos?
Llegar a un diagnóstico, el punto de partida
El primer paso es que la familia y el médico tengan claro el tipo de deterioro cognitivo, por ejemplo: “Si lo charlé con el médico, voy a saber que lo que está sucediendo es parte de una enfermedad y no me voy a pelear, no le voy a reprochar los olvidos, hacerlo sentir mal si tiene cierta noción de que se olvida las cosas”, comienza.
“Mi manera de actuar va a ser diferente. Y, a través de una evaluación, se puede determinar con bastante buena exactitud lo que le está sucediendo para establecer una estrategia.”
“Si no se sabe bien lo que le pasa, pensás que te está cargando, que está diciendo que no recordó algo y vos te peleás con el otro como si fuese que estamos charlando vos y yo acá. Y no es así.”
¿Qué olvidos o situaciones marcan señales de alerta? “Lo importante es tener los ojos bien abiertos ante situaciones que se repiten. Son cosas que quizás, un año atrás no pasaban.”
Pueden ser de gran intensidad o pequeños detalles. “Por ejemplo, si va perdiendo cosas pero después las encuentra, o se justifica en sus olvidos. Después está lo de gran importancia, por ejemplo que se haya perdido yendo a comprar algo en el chino de la vuelta o no reconoció al hijo. También si se pone repetitivo, te comenta algo a la mañana y a la tarde lo hace de nuevo. Lo importante es que el familiar detecte esos cambios y consulte”, detalla el Dr. Schapira.
No siempre es la memoria. Puede comenzar por cambios en la forma de ser: “deja de hacer cosas que habitualmente realizaba o empieza a hacer otras que no forman parte de sus costumbres (quiere salir a la noche cuando nunca salía, cambia su manera de hablar, usa malas palabras).”
Deterioro cognitivo, alzheimer, trastorno neurocognitivo menor… Después de los 80, ¿hasta dónde se trata de una enfermedad o es propio del envejecer? ¿Hay una zona gris?
La edad, de por sí, no es sinónimo de problemas. “Si bien la mitad de las personas que llegan a los 85 años tienen algún problema cognitivo, eso no quiere decir que tenga un tipo de demencia pero hay algunas cuestiones. Puede ser gente más joven pero suelen ser quienes tienen patologías asociadas como enfermedad coronaria, dislipidemia, hipertensión, que también influyen”, resalta.
“Si el cambio es algo súbito puede tratarse de un síndrome confusional quizás provocado por el efecto adverso de alguna medicación, pero ese es otro tema que requiere de una consulta puntual y urgente.”
Estrategias que pueden ser de ayuda
Recorremos algunas situaciones frecuentes. ¿De qué forma abordarlas para mejorar el vínculo con el adulto mayor y evitar la angustia y el cansancio del familiar?
- No entrar en la discusión o la confrontación. “El que tiene más recursos para sobrellevar estas cuestiones es el familiar. Yo lo que digo es no entrar en una discusión estilo truco, quiero retruco, quiero vale cuatro porque cortar esas disputas es muy difícil.”
- Cuanto más irritabilidad de un lado, mayor tranquilidad del otro. “Tiene que ser inversamente proporcional para poder manejar mejor la situación y evitar que se convierta en un caos.”
- Desdramatizar la situación. “Hay algo que existe en estadíos avanzados del deterioro cognitivo que llamo el nivel de tensión del ambiente, Quizás el paciente no entiende detalle de por qué, en una reunión familiar, se están riendo todos, pero esboza una sonrisa. Y, ante una situación de pelea o discusión, se podrá angustiar si el ambiente es tenso. La desdramatización relaja, cuida la conexión emocional del paciente y al familiar.”
- Evitar marcar siempre el error. “A veces suele pasar que el familiar enfatiza en lo que se olvidó, lo que se equivocó, ya te dije mamá. Esto angustia al paciente y te angustia a vos. Mejor dejarlo pasar, relativizarlo: no pasa nada, después lo resolvemos”, destaca.
- Aprender requiere un entrenamiento. “A los familiares les remarco que aprender a manejar estas situaciones les será útil para su vida, para sus relaciones personales, laborales. Ante situaciones de mayor tensión, ¿entrás en ese maremoto que seguramente te ahogue o parás un poco, tomás distancia y buscás una mejor perspectiva para pensar una solución?”
Necesitás entrenarte en el manejo porque es algo que, podemos decir, es contrario a la naturaleza humana.
El desafío de ajustar los roles familiares
“¿Cuándo te cae la ficha de lo que le está pasando a tu familiar? Porque la cara es la misma de siempre pero por dentro la situación es diferente. Y además no es lineal, un día te dice algo genial y después no recuerda algo sencillo ”, se pregunta el Dr. Schapira.
Es muy dinámico el movimiento que provocan estas situaciones. Esto hace que la familia se vea obligada a adaptarse continuamente: “Antes, con un llamado para saber cómo andaba el familiar era suficiente, ya que tenía independencia y autonomía. Pero, con el paso del tiempo, esto cambia y hay que ir, ver la situación, quizás sumar un cuidador. (ver nota sobre el tema acá).
“El desafío a la familia se incrementa al tener que sumar el rol de coordinador del cuidado”, destaca. ¿Cómo dividir las tareas, al mismo tiempo cuidando la identidad, los vínculos?
- Reorganizar los roles. “Es importante porque suelen recaer siempre en la misma persona y esto, además de privar al paciente de tener un vínculo mayor con sus familiares, desgasta al que debe asumir el rol principal.”
- ¿Qué día puede cada uno y en qué horario? “Obviamente con la salvedad de alguna situación como vacaciones, una reunión importante u otro motivo que impida ir. Pero, a priori, cada hijo o nieto sabrá dentro de su rutina semanal cuándo ir a visitar a su ser querido. Es importante organizarse.”
- Los nietos, ¿pueden ayudar en el cuidado? “Hay que intentarlo, muchas veces vemos que no todos pero uno o dos son los que tienen más apego y pueden estar más cerca. También hay otras situaciones que lo complican, como los que viven en el exterior o están criando a sus hijos pequeños.”
- Flexibilidad entre la rutina y los cambios. En general, mantener una rutina organiza y da seguridad al adulto mayor pero ¿qué sucede ante un cumpleaños de 15 de una nieta, por ejemplo? ¿Se lo va a perder? “Si el familiar decide llevar a la persona, que sepa que existe la posibilidad de irse antes. O si se lo lleva de viaje a la playa pero hay alguna situación puntual es posible que deba volver. Hay que conocer las reglas de juego.”
“El pequeño momento compartido en la semana, aunque parezca ínfimo, tiene impacto en la persona, que seguramente esperó, lo preparó especialmente. Le da sentido a su día.”
Tres cuestiones de importancia
- Aprender sobre la enfermedad, para evitar el “prueba y error”. Mientras más sepas, más herramientas vas a tener para afrontar esta situación: “Por eso les sugiero leer, informarse, nosotros publicamos el manual de cuidadores, también pueden cursar el taller de cuidadores que realizamos en la sección.”
- Cuidado, no en todo son “como los chicos”. “A veces uno escucha ‘Tengo que dejarlo solo a ver cómo resuelve así aprende’. Pero la situación es completamente diferente. Va a requerir más asistencia para que no se lastime, no se caiga, no tenga un accidente con una hornalla, no es como un chico que hay que darle más libertad porque está creciendo. El adulto requiere un mayor control. Está involucionando, uno puede hacer dejar que haga todos los intentos que quiera pero con supervisión de la familia.”
- Las personalidades se potencian en la vejez. “Por ejemplo, el abuelito de Heidi seguirá siendo el abuelito tranquilo, dócil y contento, aunque se olvide de las cosas. Y el que tuvo una personalidad narcisista, que todo lo podía o nadie hacía las cosas mejor que él o ella, cuando empieza con las pérdidas y los olvidos se vuelve como un rechazo: no querrá que lo ayuden, que le pongan un cuidador, que lo visiten, aunque sepamos que no puede estar solo”, completa.
Manual para familiares y cuidadores de personas con enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Este libro es una guía completa para comprender la enfermedad y a quien la padece. Se brindan, además, importantes estrategias para manejar los problemas cotidianos, como así también consejos y sugerencias para la familia y el cuidador. Podés encontrar más información y adquirir el libro editado por DelHospital Ediciones sobre el tema haciendo clic en la portada.

-
Contenido educativo para pacientes, basado en los conceptos provistos por los profesionales de la Sección Medicina Geriátrica, Servicio de Clínica Médica, elaborado por el Área de Educación para la Salud, Hospital Italiano de Bs. As. Este contenido es de índole general y no reemplaza las indicaciones particulares de los profesionales.
Actualización: Mayo 2024