Aprender Salud
El método BLW: otra mirada sobre la alimentación complementaria
Las primeras comidas son un momento esperado en el crecimiento de los bebés. ¿De qué se trata esta propuesta que se suma a las conocidas papillas?
Informe Especial
Las primeras comidas son un momento esperado en el crecimiento de los bebés. ¿De qué se trata esta propuesta que se suma a las conocidas papillas? Lo investigamos con una estudiante de Medicina y el Dpto. de Pediatría.
“Cada vez más familias se interesan por otras formas de acompañar este proceso. El método BLW propone que el propio bebé explore los alimentos, reconociendo sabores y texturas. En inglés significa “alimentación dirigida por el bebé” y busca ofrecer los alimentos en su formato original y no en forma de papillas, como suele hacerse.”
Así comienza la Dra. Mariana Krauss a quien entrevistamos en el marco del Voluntariado de Comunicación para la Salud y el Bienestar de la Comunidad que realizamos junto con la Universidad.
Julieta Gómez, estudiante de Medicina, propuso un tema del que cada vez se escucha más entre quienes transitan la crianza: el método Baby Led Weaning, conocido como “BLW”. Te invitamos a conocerlo en esta nota especial.
La primera comida del bebé
Es un momento esperado por papás y mamás, como destacamos en esta nota donde incluimos algunas comidas (ver completa). ¿Por qué se empieza a los seis meses y se la llama “alimentación complementaria"?
- A partir de los seis meses el bebé está preparado madurativamente. Ya puede sostener el cuello, mantenerse sentado, pierde el reflejo de protrusión (sacar la lengua y escupir), y además mejora su coordinación para llevar los alimentos a la boca: “antes de esa edad no está listo, pero tampoco conviene postergarlo más allá de los siete meses, ya que el aprendizaje se dificulta cuanto más se retrasa.”
- En esta etapa, la leche —ya sea materna o de fórmula— sigue siendo la principal fuente de energía y nutrientes. Lo importante no es cuánto come el bebé, sino que aprenda a comer: a manipular los alimentos, reconocer sus texturas, colores y olores, y participar de los momentos de comida familiar.
El método BLW, en 3 conceptos
1.- Oler, tocar, probar: una experiencia sensorial más completa. “La gran diferencia es que el método tradicional introduce alimentos a través de las papillas, con lo cual todos los alimentos van con la misma consistencia, que es triturado, mixeado, y los gustos se mezclan un poco, el bebé no tiene ahí decisión de qué está comiendo. Con el BLW se le da al niño la posibilidad de decidir qué, cuánto y a qué ritmo comer”, comienza señalando la Dra. Krauss.
“Promueve la autonomía desde el comienzo. Pero todos los niños alcanzan esa independencia con el tiempo. Lo importante es que la familia se sienta cómoda y segura. Si los padres están aterrados o la abuela no se anima, no pasa nada con alternar métodos”, completa.
2.- Un concepto fundamental: “forma y consistencia segura”. Los alimentos deben tener una textura blanda, fácil de aplastar entre los dedos — lo que la pediatra llama “consistencia banana” —, y un tamaño adecuado para que el bebé pueda agarrarlos.
“Uno tiende a pensar, cómo es un bebé le voy a dar bien chiquitito, y en realidad los bebés chiquitos no saben todavía hacer pinza, entonces le tenés que ofrecer un bastón grande, para que el bebé por arrastre, lo que le sobra, se lo va a meter en la boca. Las verduras cocidas todas, por ejemplo, puede ser un bastón de papa, un bastón de boniato, un arbolito de brócoli, un arbolito de coliflor, una tira de pera, una tira de un omelette, así se lo ofreces”.
3.- No hay un método correcto o incorrecto. Cada familia puede elegir la forma que le resulte más cómoda y segura: “Ambos caminos están bien. El BLW tiene sus beneficios, pero no es sí o sí el correcto. Cada familia va a elegir qué método le queda más cómodo. Si un día la familia preparó puré, no pasa nada si el bebé come eso. No hay que ser rígidos: el objetivo es que el niño se familiarice con los alimentos y disfrute el momento”, destaca.
“Le tenés que ofrecer un bastón grande, para que el bebé por arrastre, lo que le sobra, se lo va a meter en la boca. Y siempre con consistencia banana, que lo puedas aplastar solo con la fuerza de los dedos.”
Mitos, miedos y riesgos
Uno de los mitos más extendidos es el supuesto mayor riesgo de asfixia. La Dra. Krauss remarca que el riesgo es el mismo tanto si se utiliza BLW como si se comienza con papillas. “Todos los bebés que empiezan a comer se van a atragantar, distinto es ahogarte, tiene que quedar muy clara esa diferencia” señala.
“Se van a atragantar, así como cuando empiezan a caminar, se van a caer”. “Están aprendiendo algo, pero hay que tener muy clara la diferencia. Atragantarse es una respuesta normal que vos mismo resolvés, podés toser, podés tener una arcada, pero lo vas a resolver vos. Todos los mamíferos estamos preparados para defender nuestra vía aérea resolviendo, entonces, si el chico está tosiendo, o está teniendo una arcada, por más de que como padre te asuste, no tenés que intervenir, tenés que dejarlo que lo haga”, remarca la Dra. Krauss.
La gran diferencia es el ahogo, ahí hay que intervenir. ¿Cómo saber diferenciarlo? “Cuando no hay defensa, el chico no está tosiendo, no está haciendo arcadas, está en silencio, y necesita ayuda.” Por eso, recomienda no comenzar antes de los seis meses, asegurarse de que el niño esté sentado, nunca dejarlo solo mientras come y menciona que es un buen momento para conocer la maniobra de Heimlich infantil, mirar un video o pedirle al pediatra que la explique en el consultorio, ya que, aunque lo más probable es que nunca la usen, saber usarla les va a dar tranquilidad.
Las primeras comidas: ¿qué es importante saber?
Tanto si se les ofrece papillas o alimentos de este método, la Dra. Krauss señala algunas cuestiones que desatamos.
Construir una relación positiva con la comida. Sentar al bebé a la mesa familiar, dejarlo observar y ofrecerle los alimentos con calma ayuda a crear esta relación: “Es algo que tenemos que hacer hasta el último día de nuestra vida, tiene que ser algo placentero para él/ella. No es solamente comer, es oler, ver, elegir…”
Los “No” son pocos pero importantes:
- No darles carne picada hasta los cinco años. “Es por el riesgo de síndrome urémico hemolítico, y hace especial hincapié en que el resto de las carnes que consuman tienen que estar muy cocidas, ya que la gran fuente de contagio es la contaminación cruzada.
- Tampoco comer miel durante el primer año de vida. Por posible transmisión de botulismo.
- Evitar los lácteos como la leche de vaca o el yogur antes del año.
- No a los alimentos redondos, duros o pequeños. Como frutos secos enteros, uvas o legumbres sin procesar: “no es el alimento en sí lo que se debe evitar, sino su formato. Por ejemplo, el maní no, pero sí la pasta de maní; el garbanzo no, pero sí el hummus.”
Sobre las alergias alimentarias. “Existen alimentos que son más alergénicos que otros, por supuesto, pero no se retrasan. Se dan desde el principio y con los dos métodos. Si le va a causar alergia va a ser ahora o después de más grande. Y lo mismo con el gluten, las harinas que en un momento también se retrasaban, bueno, si va a ser celíaco lo va a ser empiece a los seis meses, o aunque empiece al año, o sea, que se introducen desde el principio también”.
“La leche sigue siendo su principal fuente de nutrición y no hay que frustrarse si el bebé no tiene mucho interés. Quizás solo quiere oler, tocar o jugar con la comida, es parte de lo esperado y eso también es aprender.”
Más allá del método que cada familia elija, el mensaje central es el mismo: acompañar con paciencia, seguridad y confianza el proceso de aprender a comer: “No son lo que nosotros queremos que sean, sino lo que van a ser, y lo importante es poder acompañarlos en eso”, concluye.
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Agradecemos especialmente al Dpto. de Pediatría por participar de esta iniciativa y a Mariana Krauss por las fotos que ilustran esta nota.